Se agravan problemas de empleo y desnutrición, afirma el dirigente de la CNC, Gerardo Sánchez García
Los índices crecientes de pobreza y desempleo, marginación y desnutrición en México, los afrontan con mayor crudeza 13 millones de mujeres que habitan en el medio rural del país, como resultado de la falta de una política social rural del Estado. Esto no permite hacer frente a emergencias como la sequía o las inundaciones estacionales que, en los últimos años, se han vuelto recurrentes y factor principal de pobreza en el campo.
El presidente de la CNC, Gerardo Sánchez García, señaló lo anterior con motivo de la conmemoración del Día de las Madres, y manifestó que en sus giras de trabajo por todo el país ha constatado que la pobreza se enseñorea en 26 estados de la República. Destacó que “con las crisis económicas, las heladas y sequía en el campo, se agravan problemas por desempleo y desnutrición, además de que la oferta de alimentos es escasa y se encarece”.
Recordó Gerardo Sánchez García que el candidato a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, en lo que va de su campaña ha establecido compromisos con las mujeres de México, a fin de ofrecer oportunidades de desarrollo familiar, de alimentación, salud, vivienda y otras actividades que favorezcan la capacitación y el acceso a mejores niveles de vida.
Cada vez es mayor el número de mujeres que trabajan fuera de la casa, añadió. Algunas lo hacen porque lo necesitan, otras para desarrollar su carrera profesional y otras porque la economía familiar cuenta con su colaboración, pero sin importar cual sea el motivo, la mujer siempre se siente dividida y sobrecargada por desempeñar varios roles.
En total, señaló, desde 2008 las condiciones económicas nacionales e internacionales se convirtieron en un elemento más de empobrecimiento de la población del país y en particular de las zonas rurales. “Hay números y focos rojos en cuanto a desnutrición y, lo más preocupante: el saldo de 52 millones de mexicanos en estado de pobreza, incluidos 26 millones en pobreza extrema”, reclaman el derecho a la alimentación.
Confió en que, el uno de julio próximo, las condiciones socioeconómicas de todos los mexicanos van a cambiar para mejorar. Es necesario parar la pobreza que afecta a millones de mexicanos, imprimir una mayor dinámica al desarrollo nacional y devolver la seguridad y tranquilidad que nos permitan trabajar en armonía.
De acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo, del gobierno federal, apuntó, por cada 100 hombres pobres, hay 115 mujeres en la misma condición, con el agravante de que la pobreza se aceleró en las zonas rurales más que en las urbanas durante el periodo de 2008 al 2010.
MUJERES QUE TRABAJAN
Ante la necesidad de llevar alimentos y bienestar a sus familias, las mujeres cada vez más contribuyen al sostenimiento de las familias, en particular en el medio rural donde se convierten cada día en jefas de familia, debido a la emigración del marido y sus hijos mayores.
Al respecto, estimó que más de un millón de mujeres campesinas en los últimos tres años, han asumido la calidad de jefas de familia frente a crisis económicas y naturales recurrentes y no sólo eso, sino que es necesario realizar labores del campo, desde la preparación de la tierra, siembra y desarrollo de los cultivos.
Más analfabetas, más trabajadoras y menos salario
Consideró que las mujeres aún son objeto de discriminación laboral, pues obtienen ingresos menores que los varones por un trabajo similar. Instituciones no gubernamentales sugieren que los gobiernos estatales y municipales deben llevar a cabo programas de capacitación y apoyo financiero para que las mismas mujeres jefas de familia generen sus propios recursos a través de proyectos bien estructurados para atender a sus hijos, educarlos y al mismo tiempo generar recursos.
El hecho de que la mujer se incorpore al mercado laboral tiene efectos importantes que, en el mediano y largo plazos, se manifiesta en su comportamiento. En primer lugar, tiene que soportar el mayor cansancio físico y psicológico, frente al intenso trabajo al que se ve sometida en labores domésticas como: preparar alimentos, lavar trastos, asear ropa, ir de compras y planchar, además del cuidado de los hijos.
En general, de acuerdo con información del INEGI, el 22.7 por ciento de los hogares del país tienen a una mujer como jefa de familia, entendida como la persona que tiene más jerarquía y autoridad para la toma de decisiones, pero también porque representa el principal soporte económico.
Otra característica de las jefas de familia es que tienen más edad que los hombres que encabezan un hogar: la mitad son de más de 50 años, mientras en los varones sólo 39 por ciento rebasa el medio siglo. Las mujeres que encabezan un hogar se concentran más en las ciudades (57 por ciento) que en las zonas rurales, pero en cuanto a escolaridad la mayor parte (20 por ciento) no completó su educación primaria. El 59% de las jefas son asalariadas; sin embargo, el porcentaje de mujeres que trabajan por su cuenta es importante (41%).