Salvatierra.-
Las manos artesanas que hacen los tradicionales dulces de alfeñique, los cuales le han dado una caracterización única por décadas al Día de muertos, siguen siendo un tesoro nacional que pocos conocen.
Oriundos de Salvatierra, se forjaron unas manos artesanas que, hasta la fecha siguen haciendo arte con estos tradicionales dulces pues, pocas personas en la región los siguen haciendo de manera artesanal ya que, muchos de estos dulces ya son comprados y revendidos.
Ma. Guadalupe Aguirre García creció en una familia donde, las artesanías eran el sustento familiar y recuerda que a sus 5 años aprendió un sin fin de manualidades como: flor de papel, flor encerada, coronas, piñatas, migajón (figuras de pasta fría) y costura.
Su madre María Guadalupe, se dedicó a la venta de dulces de Alfeñique cuando Lupita tenía 25 años, este dulce oficio le llamó tanto la atención que después de 2 años Lupita, buscó la receta y empezó esta travesía artesanal.
Esta familia empezó a vender sobre la calle Ocampo casi frente a la central de autobuses, para después pasar por parte del municipio a la calle de Madero, después a Zaragoza y actualmente cada año se encuentran sobre los arcos del Auditorio municipal a partir del 15 de Octubre al 2 de Noviembre.
Ahora este negocio es del encantador matrimonio que formó junto a su esposo J. Salud Romos Rodríguez, ellos tuvieron 5 hijos, los cuales también se enseñaron a realizar estos apetitosos dulces que, tienen encantados no solo a Salvatierra pues, esta familia tiene 25 años radicando en Salamanca donde también venden sus artículos.
Tras prueba y error Lupita encontró en punto exacto para que estas figuritas quedaran perfectas para su venta, ahora anualmente producen figuras como: cajas de muertos, coronas, fruteros, platos de comida mexicana, borrachuzos, catrinas, catrines, animales de granja, perros, gatos, altares de muertos, cantinas, canastas de flores, elotes, alebrijes entre otros.
El artículo más vendido menciona Lupita son los platitos de comida y las calaveritas en todos los tamaños además de que le pueden mandar a realizar cualquier figura y en cualquier tamaño.
Su producción a ofrecer cada año empieza en febrero, pues el secado de las figuras es tardado; las de tamaño pequeño salen en un lote de 100 piezas y tardan 20 días desde el inicio hasta que están completamente secas, mientras que las figuras más grandes salen por lotes de 50 a 80 piezas con un tiempo de varios meses de secado.
Estos lotes son por solo un diseño en específico, doña Lupita menciona que, pierde la cuenta de cuál es la cantidad exacta de figuritas que termina realizando para ofrecer a sus clientes pero son decenas de estas.
Sus precios varían de igual manera dependiendo del tamaño pues tiene desde 5 pesos que son las figuritas más pequeñas y llegando a un máximo de 120 pesos las mas grandes.
Sus productos están garantizados con una duración comestible prolongada; increíblemente doña Lupita menciona que, ha llegado a tener guardados por años algunos y cuando los prueba el sabor sigue intacto y no presentan manchas o moho.
Doña Lupita y su compañero de vida nacieron para ser artesanos pues a pensar de que Don Salud perdiera la vista siguen buscando la manera de sacar su producción año con año.
Las manos artesanas cada generación van desapareciendo; lo cual a Lupita le entristece pues, comenta que el desinterés en los jóvenes cada vez es más notorio, sin embargo así como ella tiene un nieto que con sus pequeñas manos está empezando a disfrutar este trabajo ella asegura que prevalecerán por muchos más años.