SALVATIERRA.-
El Instituto de la Mujer Salvaterrense apoya a todas las mujeres en distintos ámbitos como atención psicológica o canalizar a una mujer víctima de maltrato a jurídico para proceder legalmente; por otro lado la señora Guadalupe dio a conocer su caso de violencia por lo que se divorció luego de un par de años de maltrato.
La Titular del Instituto de la Mujer Salvaterrense, Gema Patiño Herrera, en el marco del día internacional de la mujer dio a conocer los servicios que se les puede ofrecer a las mujeres del municipio para apoyarlas.
«Tenemos atención psicológica para todas aquellas mujeres que han sufrido de maltrato de cualquier índole y con esto ayudarles en su proceso de superación e intentar mejorar su calidad de vida superando sus miedos, traumas y problemas, atendiendo diariamente entre ocho y nueve sesiones entre las que son de seguimiento y nuevos casos.»
De igual manera comentó que realizan canalizaciones a sistema jurídico en los casos de violencia física contra la mujer, en casos de divorcio o solicitud de pensión alimenticia acompañando en el proceso a la mujer afectada para dar solución.
Asimismo comentó que brindan herramientas de empoderamiento para la mujer impartiendo talleres artesanales donde las mujeres podran desarrollar diferentes actividades para obtener un ingreso extra y mejorar la economía familiar.
Gema Patiño informó que las instalaciones del Instituto de la Mujer se encuentran ubicadas en la calle Juárez número 114 Altos atendiendo en horario de las 08:00 a las 15:30 horas en oficinas o en caso de emergencia directamente al 911 para canalizarlos con ellos.
«El maltrato no es normal, ya basta de normalizar la violencia hacia la mujer, desde la física, verbal y psicológica, estamos para apoyarlas y quiero que sepan que no estan solas, en el Instituto de la mujer cuentan con herramientas para salir adelante» finalizó.
CASO DE MALTRATO A LA MUJER
La señora Guadalupe comentó que duró 6 años en matrimonio con su esposo teniendo a una hija durante ese tiempo, mencionando que los primeros años el trato hacia ella como mujer era bueno y afectuoso, sin embargo, con el pasar del tiempo las cosas fueron cambiando.
«Al tercer año de matrimonio me di cuenta de una infidelidad, la cual al reclamar me hizo sentir que era por mi culpa, por la desatención familiar, por trabar y atender las necesidades del hogar por lo que no me arreglaba en mi persona como el quería y lo pasé por alto llegando al perdón» dijo Guadalupe.
Comentó que al pasar del tiempo los insultos hacia su persona fueron incrementando, incluso llegando a los golpes esporádicos los cuales ocultaba ante su familia principalmente para evitar represalias en contra de su esposo debido a que vivía con la idea de que todo iba a cambiar para bien.
«Al pasar del tiempo el maltrato tanto psicológico como físico fue aumentando a tal grado de que ya no lo podía ocultar, vivía con miedo incluso atemorizada de que mi hija no sufriera los estragos de vivir en una familia violentada, incluso también a ella la golpeaba en ocasiones sin razón» dijo Guadalupe.
Finalmente decidió divorciarse poniendo incluso una demanda para que no se acercara a ella luego de mostrar las evidencias de la violencia con la que vivía, siendo que ahora a casi tres años de lo sucedido vive más tranquila y en paz tratando de ser feliz con su hija.
