CORTAZAR.-
De los 18 boleros que trabajaban en el jardín principal, desertaron cuatro, porque dicen, la pandemia alejó la clientela, aunado a las restricciones impuestas por las autoridades municipales para evitar contagios.
Don Joel, uno de los limpiabotas que «sobrevive», refiere que en efecto, la autoridad municipal los apoyó, pero con el cierre del jardin principal al paso de los peatones, son pocos los clientes que pretenden sus servicios.
«Los días buenos son sábados, domingos y lunes, los días siguientes se atienden dos o tres al día, pero podemos comer.
Dice Joel que la autoridad municipal no permite a todos los boleros estar en el jardín, la mayoría, aunque reconocen que si recibieron apoyos de la autoridad municipal, no pueden cubrir todas sus necesidades, y tienen qué buscar nuevos ingresos.
De los que desertaron, principalmente frente a la Presidencia minicipal, la razón fue «la sinrazón», porque se mantienen por los lados oriente, frente al ex cine, al sur, salida a Salvatierra y al Oriente, pero solo uno al note frente a la Presidencia».
Joel dice que la actividad de boleada, tiende a no ser negocio, a no juntar lo suficiente para llevar lo necesario a la casa, porque del martes al viernes, solo se trabajan en una o dos al día, que solo alcanza para comer ese día.
Pero también señala que que los cuatro boleros que desertaron, al parecer tienen otros trabajos, aunque uno en lo particular, que lo reconocían como «El Güero», se regresó a su tierra en San Luis de la Paz, aun cuando tuvo mucha clientela local.
Joel dice que por sus relaciones con la gente, tuvo muchos detractores con envidias que lo señalaron injustamente, pero que salió limpio y que continuó con su trabajo, frente a la presidencia, aunque sin embargo, su lugar quedó restringido.
Los pocos boleros que están en sus lugares, hacen esfuerzos por sobrevivir, porque después de no menos de 25 años, será dificil que otros podrían abandonar su trabajo, aun cuando son pocas personas que demandan sus servicios.